miércoles, 25 de febrero de 2015

Aportes del Frente de Arte Militante a la LEY FEDERAL DE LAS CULTURAS

(Lo publico porque me hace buena prensa)

Estimados compañeros del Frente de Artistas y Trabajadores de la Cultura:

El Frente de Arte Militante, de la organización nacional Peronismo Militante, desea por este medio celebrar una vez más la iniciativa de este proyecto y felicitarlos por el compromiso de trabajo asumido para su próxima y efectiva concreción.
Después de haber participado de al menos dos instancias de debate grupal (en Córdoba y en la Ciudad de Buenos Aires), y aceptando el convite a remitir sugerencias nos permitimos los siguientes aportes y comentarios, que esperamos sean de interés y ayuden a conseguir un instrumento jurídico de valía y real alcance estratégico.
Entendemos que una ley marco en lo cultural es de alguna manera un desafío para establecer un recorte o ámbito de complejidad diversa sobre otro, u otros, de mayores diversidad y complejidad, a la vez transversales a los distintos ordenamientos de nuestra sociedad. No obstante, es obvia su necesidad y también es, obviamente, el mejor momento para afrontarlo. Prueba de ello son los avances conseguidos en materia de derecho a la información, y la reducción de la brecha tecnológica en la población que implican leyes como la de Servicios de Comunicación Audiovisual y la de Telecomunicaciones: “Argentina Digital”; o la puesta en práctica, a través del Ministerio de Educación, de canales (TV e Internet) de circulación de contenidos elaborados en forma local-regional-nacional; o la creación de una Secretaría de Coordinación Estratégica para el Pensamiento Nacional, y la del Instituto Nacional de Folklore, por citar algunos hitos de los tantos generados en esta dirección, desde 2003 a esta fecha.
Claro que esta enumeración no es azarosa, nos parece que estos derechos –nacidos a partir de sendas necesidades– concurren en otro que no puede faltar en el proyecto de ley en cuestión, y este es el del Derecho al Acervo Cultural. Creemos firmemente que todo argentino –nativo o por opción– debe tener garantizado su derecho a conocer el legado cultural que se originó a partir de los mestizajes que dieron origen a nuestra patria. Más allá de los “términos portadores” considerar las “relaciones establecidas” como superadoras de dichos términos, y su producido como nuestro invalorable capital simbólico.
A tal fin, creemos que la ley que resulte del proyecto debiera instruir sobre la necesidad de asimilar el capital simbólico mencionado desde la edad y el ámbito escolares. Confiamos en que muchos otros “aportantes” participarán de la idea de una articulación conjunta con el Ministerio de Educación si, como se pretende, la Ley Federal de la Culturas, debe alcanzar el carácter de instrumento emancipador de los pueblos.
Dicha capitalización, amén de “desacomplejizar” culturalmente vastos sectores de nuestra sociedad, tenidos en menos por la matriz europea y europeizante aún en boga en nuestra instrucción y formación académica, será un recurso estratégico a la hora de crear un mercado de consumo interno de bienes culturales. Pues la pertenencia bien asumida genera el necesario orgullo identitario, que se afirma al ser compartido con el resto del cuerpo social, en pie de igualdad.
Sobre el tópico particular de la industria cultural, y su influencia en la composición de identidades, nos permitimos mencionar y recomendar –si cabe– la lectura de un libro creado totalmente por compañeros de nuestra organización: “La melga y la estrella – Apuntes sobre la dependencia simbólica”, escrito por el compañero Hugo Fernández Panconi.
Aquí, sucintamente, queremos dejar dicho que todo lo que deviene “bien” (es decir que adquiere un valor en dinero) más allá de diversas y posibles mutilaciones y falsificaciones, obtiene diversas potencialidades que se magnifican gracias al medio y los modos en que circula. Para esto es fundamental entender (y hacer entender) que hay sendas batallas que dar precisamente en el mercado de bienes culturales, so pena de seguir sometidos a ese nivel por “bienes” de industrias no-nacionales, y por consecuencia de que los sectores de la “producción sensible” sigan reclamando del Estado un “mercado paralelo” (con otro nombre seguramente), para que “alguien” pague (los platos por romper) por “sus desarrollos no satisfactorios”.
Esto es: será menester que el Estado Nacional articule contenidos (Ministerio de Cultura), recursos humanos (Ministerio de Educación –Ciencia y tecnología), y recursos tecnológicos (Ministerio de Industria), para conseguir una mejor y más fuerte industria editorial, cinematográfica o audiovisual, discográfica o musical, etcétera, en vez de atender reclamos de artistas independientes y aislados, precisamente de un entorno industrial que facilitaría su desarrollo y generaría el recurso correspondiente.
Se puede considerar esta propuesta como un aporte complementario al primero sobre el derecho al acervo, con el que conjuntamente funcionarían como “pinzas”, para cubrir y contener lo más integralmente que sea posible los diversos estratos de la población, tratando de subsanar las injustas situaciones “acomplejantes” ya mencionadas, como los fenómenos de “desargentinización” alentados, sobre todo, en la ciudades por los grandes medios de comunicación.
Finalmente, y como ejemplo para ilustrar, podemos decir que un escolar que aprende a bailar “el gato”, “la firmeza” o “el palito” adquiere gestos expresivos, componentes de una identidad particular (que no se encuentra en otra parte del globo), susceptibles de simbolizarlo en su vida adulta y por ende, algo en su espíritu resonará sensiblemente con las propuestas artísticas que continúen generando esos productos y prácticas. Será bien, un diletante (danzarín o danzarina) en los patios de la patria, o un “consumidor” de festivales y diversos espectáculos, o, lo que es más posible, ambas cosas a la vez. Ojalá podamos en un futuro no muy lejano enorgullecernos de compartir colectivamente este tipo de manifestación de modo “natural” por lo frecuente, y no como algo casi exótico, que sólo pueden reproducir unos pocos…
Estimamos que de lo expresado hasta acá, se infiere claramente: nuestra postura a favor de la cultura popular, entendida como lo que el pueblo produce y crea, no sólo por lo que consume; nuestra firme convicción en la necesidad estratégica de la perspectiva nacional a favor de una soberanía cultural efectiva; nuestra oposición a todo intento de homogenización simbólica y cultural; y nuestro inquebrantable espíritu de lucha contra cualquier tipo de dependencia.

Muchas Gracias

FRENTE DE ARTE MILITANTE - PERONISMO MILITANTE.
BUENOS AIRES. DICIEMBRE, 2014