viernes, 15 de junio de 2007

El ángulo del ÑANDÚ

Le comento al amigo Sergio Lobo que me topé con Ariel Gato (parece joda, pero esos son sus apellidos) y ante la consabida consulta de ¿cómo andás? me salió decirle que estaba en el año del ñandú. Es decir, suponiendo que la condiciones actuales tengan un plazo que, como a capriccio, concluyan con el año en curso y por esta ¿estrategia? de meter la cabeza bajo tierra… de querer guardarse, abrirse, reponerse…
A lo que el amigo Lobo, esa suerte de predador solitario de los bosques, a diferencia del felino primero que respondió con delicada discreción, me aporta que lo jodido del ñandú -no conforme con tragarse cualquier tipo de objeto, digerible o no- es el ángulo que elige para esconder la cabeza, que permite que el culo le quede apuntando a todo lo que le quiera llegar…
Además –se pregunta y me provoca- ¿Cómo explican los especialistas esa infantil (y suicida) actitud de creer que si no ve, no será visto?
Se me representa una de esas melindrosas voces de documental, que sobre cámara lenta, relata:
"el Rhea pennatta mete su cabeza bajo la arena y traga de todo, incluidas piedras y arena, para moler el alimento en su estómago"...
a la vez que recuerdo que -según la manía china de medir el tiempo- soy conejo y que -considerando todo lo que mezquina el sistema al que pertenecemos- soy habitué de un sentimiento que se duele de todas las miserias…
Debo concluir que -mas allá de los plazos- nada bueno se puede augurar de quien siendo un conejo, anda sintiéndose como una rata y se demora en la práctica del ángulo del ñandú...