viernes, 30 de abril de 2010

Vientos de CAMBIO CLIMATICO

Tuve la suerte de estar en Cochabamba, para la conferencia del Cambio Climático y los derechos de la Madre Tierra, esa ceremonia que abrió con un discurso de Evo Morales Ayma (para nosotros el Evo) en el que sin ambages anunció una vez más que el cambio que importa y que se busca es el de sistema, porque el Capitalismo está agotado en sí mismo, y amenaza seriamente con destruir el planeta (si el argumento de la explotación del hombre por el hombre, históricamente, no fue suficiente, ahora con las pruebas a la vista de la explotación del planeta que nos contiene, es de suponer que el porcentaje de "conciencia" sobre la tierra debe aumentar) y del que en Argentina sólo se conoció el detalle de la influencia "hormonal" de los pollos "sintéticos".

La perspectiva del viaje ofrece otras tan ricas y, en algunos casos, abrumadoras que hacen que éste no sea un desplazamiento en una sola dirección. Todo viaje implica otros, otras direcciones psicológicas y sentimentales, movimientos internos que buscan alinearse con las nuevas realidades que se van conociendo. Entonces cabe hablar de los múltiples viajes que en Bolivia, me llevaron a destinos tan disímiles como Palestina, Colombia, el sur del Bío Bío...

Una "variedad" geográfica, que tiene un claro hilo conductor en la historia de nuestra sociedad: el sometimiento. "Leitmotiv" del capital y del progreso, indirectamente jaqueado ahora desde las variables climáticas. Variables que (insisto, ya que la injusticia acumulada, los crímenes, las vejaciones y violaciones a todos los derechos humanos, aunque mantienen movilizadas a grandes porciones de la población mundial, no parecen alcanzar el punto de masa crítico desde donde revertir un proceso tan prolongado que parece "natural") pueden llegar y sumar a parte de la humanidad que ha permanecido impasible ante el desarrollo de los hechos que produjeron estos escenarios mundiales en/con los que hay que vivir.

El paradigma de la velocidad, tan sobrevaluado en la cultura occidental, es un componente esencial de la productividad capitalista y un factor más que alimenta el imaginario conque la industria del entretenimiento yanqui ha abastecido al planeta en los últimos 50 años. Centenares de películas narran la devastación de la tierra, el final de la vida, el abandono del planeta... Estos cara-pálidas tienen ese berretín y al parecer el resto de los humanos no sabemos como contrarrestarlo, mientras nos entregamos mansos al consumo de una previsión de futuro nefasto pero evitable...

Acá aparece el Evo otra vez. 
No queremos ir tan rápido si hay que comer chatarra... queremos comida que venga de una tierra que no haya sido envenenada, no queremos envases de plástico... 
Estamos hartos de escupir para arriba, pero más hartos de que nos escupan desde los países ricos y acá en el sur, tengamos que rompernos la cabeza entre los pobres para ver como esquivamos la inmundicia. 
No queremos construir una nave espacial para que un mega-millonario se de una vuelta por la luna, queremos el planeta de vuelta con nosotros, pues somos parte de él, no queremos que la fiesta de la vida se termine. 
Dejen de avanzar, han ido tan lejos con sus fauces que ya se mastican la cola… 
Dejen de buscar la cura contra el cáncer si lo hacen a costa de meter bala y multiplicar las condiciones en las que el cáncer se produce...

Ahora bien, esto en el terreno del discurso, la arenga, el pedido... la súplica a los poderosos. A veces las palabras huelgan. En el terreno de las acciones es donde se dirimen cuestiones de tanta envergadura. El hecho político producido en Cochabamba, pone sin dudas en riesgo el status quo imperante. La estrategia es tan candorosa como efectiva: evidenciar que la gran mayoría de la humanidad, compuesta por una infinidad de minorías prefiere la vida...

Y eso es lo que se siente en Bolivia, se prefiere la vida. La vida en toda su extensión y colorido. La multiplicidad auto celebrándose y multiplicando. Es fácil ser/estar colectivo en Bolivia, cada etnia, cada lengua, cada compañero importa, la totalidad se enriquece. La revolución es a favor -aunque el tamaño de la contra, como en toda la América ibérica, es desmesurado- y dice que la sumisión se terminó. 

Finalmente y como una especie de alineación de astros que favorecieran la magnitud del momento y la vivencia, un compañero me remite estos videos (ver enlace abajo) que invito a compartir y difundir. Las realidades de Colombia, donde se llama terrorismo a una Revolución Armada; de Palestina, donde el Imperio se disfraza de “creyente”; del Territorio del Pueblo Mapuche y su lucha silenciada… los otros destinos que viví en Cochabamba, donde los que luchan presentaron sus respetos a la Madre Tierra.

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