Quienes estamos
abocados desde diversas áreas expresivas a lo que se llama comúnmente “arte popular” y tenemos cierto recorrido y experiencia
en el trabajo y la interacción colectiva, tanto en la producción de contenidos como en el compartir grupal y festivo de esas expresiones,
no podemos menos que ver con desasosiego las “políticas” que en el área de la cultura en general, y la popular
en particular, viene perpetrando, casi impunemente, el gobierno del ingeniero
Macri.
Desde el Frente
Cultural Arte Militante tenemos siempre muy en cuenta que “popular” no es necesariamente “masivo”, y que “cultura
popular” no sólo tiene que ver con lo que el pueblo consume en términos de bienes y símbolos culturales, sino además y
antes que nada, con lo que el pueblo es capaz de producir. Por ello este
retroceso en el recupero de componentes identitarios, siempre marginados o
negados por la cultura oficial: pura, blanca y occidental que, con la gestión de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández
de Kirchner, habían vuelto a emerger con y por derecho propio,
ampliando los derechos culturales de todos los habitantes del territorio
nacional, debe ser señalado con claridad y vehemencia.
Claro que hay,
además muchos otros aspectos favorables que se
produjeron en las gestiones mencionadas: la mayor oferta cultural, la mayor
accesibilidad para más sectores sociales etc. Pero, sin duda lo más importante es que se comenzó a tratar “lo cultural” no sólo como el “arte-cultura” del que gozan y en el que se identifican
siempre las élites vernáculas, sino como algo que demanda una política de estado, porque en ello se encuentran y resuelven múltiples afluentes y factores que hacen a nuestra cosmovisión e identidad como pueblo.
Frente a esta
otra claudicación vergonzosa de lo propio ante los intereses de un
mercado internacional globalizado,
homogeneizado y homogeneizante, que sólo particulariza y desarrolla en tanto
halla potencial de mercancía, denunciamos y repudiamos esta nueva edición del cíclico intento de "volver a ser parte del
mundo" a cambio de renunciar a ser nosotros.
Esto que resulta
indignante para el espacio nacional y popular, es en cambio, absolutamente
coherente para los funcionarios de la actual gestión de
gobierno, ya que se corresponde con el resto de sus políticas
y con la ideología que de ellas se desprende.
La explica con
desenfado un insólito integrante del inefable gabinete de Cambiemos
en sendos videos que circulan por las redes sociales. Según el
filofilósofo Alejandro Rozitchner, los valores del PRO,
son la Cercanía, la Positividad y el Futuro… “El sujeto político ya no es el pueblo sino el individuo” dice. Esto, desde el punto de vista de las expresiones artísticas, niega
-porque lo desconoce- como es el proceso de acumulación que
se genera previo a la creación de los hitos culturales que identifican a los
pueblos. Por ejemplo: no es posible identificar un autor/inventor de esos modos
de bailar, de cantar y de ejecutar la guitarra que caracterizan al “flamenco” y sin embargo, o por eso mismo, es la expresión que identifica y representa al pueblo gitano español… Dichos modos se nutrieron durante largos años del
aporte de miles de anónimos, antes de que la forma emergiera definiendo
y definiéndose en la pertenencia. (Y mucho antes de que el
mercado la reconociera como tal). Incluso con nuestro tango, que tiene más identificados a sus autores pioneros, es imposible atribuirle, a uno o
varios individuos, la invención de sus características,
porque éstas, claramente, emanaron de un colectivo popular con particularidades
determinantes y en un tiempo determinado.
Pero “el pueblo” para el PRO es una abstracción.
Luego, sólo producen los individuos. El individuo parece
ser tanto destinatario como generador de la positividad de la existencia.
Sencillamente, porque sería más fácil convencerlo de que “la vida vale la pena”. Obvio. La pena que “ahora” no tiene el pueblo, que aunque no existe, seria sindicado como el
responsable de la producción de tristezas y angustias, aparentemente no
contempladas ni admitidas en los valores pilares del gobierno de los CEOS.
No hay que
preocuparse entonces de la fuente inagotable de versos, cantos, dramas, novelas
etc. que identifican a pueblos y naciones, que ya no corporizarán sus pasiones, dramas y alegrías. Entonces, toda instancia institucional,
incluida por supuesto la Nación, devendrá una mera entidad aglutinadora de impulsos
personales, puesto que solo hay individuos dichosos de vivir, con la libertad
de agruparse como les plazca o convenga, y con el deseo “proyectado
hacia adelante”
Adelante, obvio,
queda el Futuro. Y el Futuro, todo el mundo lo sabe, es lo que mejor se puede
publicitar. Nada tiene mejor prensa que el Futuro en estos días de globos amarillos que se desinflan por todos los rincones. El Presente
está en coma cuatro, pero el Futuro ¡ah! ese sí está lindo y goza de buena salud. Ni hablar del Pasado
que, como le gusta decir al mismo filo-filósofo “es un
lugar lleno de muertos”. Si cupiera polemizar con tamaño pensador, se podría añadir que “el Futuro también está lleno de muertos”… pero bue’, no cabe.
Toda esta batería publicitaria, que en el fondo, no es más que
un alarde conceptualístico y un burdo intento de resignificación del pensamiento conservador y antinacional, empeñado
siempre en la negación de la historia y en apelar a consignas
modernizantes para fomentar la dependencia, se vuelve “sentido
social” en las capas más
privilegiadas de la sociedad argentina. Son los que están del
otro lado de la “grieta” y los responsables, históricamente, de la existencia de la misma. Para que no hubiera “grieta” tendríamos que ser un pueblo sumiso, al punto de
la semi-esclavitud. Entre ellos, cualquier modificación en
el reparto de recursos, que intente favorecer el ascenso social de las capas
humildes, es un ataque a la “Republica” y ahora también,
paradójicamente a la “Democracia”. Diagnóstico que ya heredamos de Don Arturo Jauretche,
pero al que todavía no hemos atendido como corresponde.
Por lo tanto y por
ridículo que parezca, Rozitchner no habla al pedo. Le
habla al “núcleo duro” de Cambiemos y, siendo un productor de
los Cantos de Sirena, que sirvieron para destruir tantos avances y sueños del campo popular, habla también para sus reproductores multiplicadores,
que replican el “mensaje” desde una profunda alienación e inconsciencia de clase –no todo difusor de los valores del PRO, está comprometido con los mismos– contribuyendo a la disgregación tanto del Pueblo como de la Nación.
Claramente este
gobierno milita la dependencia. “Toda soberanía es ajena” podría ser un lema de campaña para estos buenos muchachos. Los argentinos PRO
le sonríen al amo y lucen con orgullo su collar de perro.
Olvidados o ignorantes de aquel sentido refrán
jauretcheano que recomendaba dejar de
ser perro y no sólo cambiar de collar.
Por eso no debe
extrañar que, tanto algunas fiestas tradicionales como
diversas expresiones de la Cultura Nacional de la más pura
estirpe criolla desplieguen lujosamente sus ornamentos, y convoquen desde una
gran parafernalia mediática a consumir una simbología vacía y viciada de productos de feria, tal cual lo plantean los actuales
gestores de la cultura. No importa cuál es el contenido sino que sea consumido
por muchos.
No obstante, como
enunciamos desde el comienzo, nosotros estamos de este lado de la “grieta” y no alcanzamos a imaginar cómo se
las ingeniarán esos individuos con los que a diario tratamos
en: centros culturales barriales, talleres de teatro comunitario, centros de
jubilados, bibliotecas populares, centros de murga, o murguitas de plaza y baldío, y un largo etcétera, para intentar empatizar con la “visión” o el “cambio cultural” del
actual gobierno. Los viejos, por ejemplo como producirán sus
relatos y versos originales, prescindiendo del pasado… ¿O será que hay un rango permitido de aceptación de pasado según el propio individuo? ¿Cómo harán las murgas para cantarle loas al éxito y la realización personales, sin que suene despiadadamente a sátira? Las bibliotecas ¿ofrecerán solo libros de auto ayuda? ¿Habrá ahí disponible alguno de Alejandro Rozitchner?
Más allá del humor como recurso, para que lo dañino nos duela menos, esta nota quiere ser una voz más en
el clamor popular. Ante la negación de la historia, de lo comunitario y colectivo,
de los derechos históricos, los recientemente adquiridos y los que
faltan conquistar; nosotros contestaremos con más
conciencia histórica, con más organización
popular, con más demandas a la sociedad en general y al estado en
particular, por los derechos de todos los habitantes de la Patria, hasta que
esta nos contenga a todas y a todos.
Cae la tarde de
abril en la placita “María Elena Walsh” de
Villa Liniers, en Tigre. Los pibes juegan un fulbito y se va juntando la murga
para ensayar… Uno de los chicos champurrea una frase en la
trompeta… si la pelota le pasa cerca, se prende corriéndola de atrás, con la trompeta en la mano…
Hugo Fernández Panconi
FRENTE CULTURAL ARTE MILITANTE
PERONISMO MILITANTE
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