lunes, 9 de noviembre de 2015

P.P.T. (pesimismo para todos o casi todos)

Viendo el programa de Lanata, no queda otra que admitir los límites del proyecto nacional y popular... 
La inversión o el trasvestismo del sentido ejercitado para y con la complicidad de personas/gente no interpelable: la tribuna
La misma que se esfuerza en celebrar un humor mísero, y se gana rápidamente, si lo consigue, un primer plano. 
Anuncia - el conductor showman- la pareja justiciera desde su trinchera enunciativa: Hechos vs. Opinión, pero a más de formular acusaciones sin pruebas sobre "los hechos" inmediatamente se lanza con entusiasmo a una catarata de opiniones... Acusa al gobierno invariablemente de sembrar la campaña del miedo para que gane Scioli y de no querer que gane Scioli; "carga" al movimiento (descansa dicen ahora): "el peronismo está asustado, sienten que pierden..."; agrega que cuando el resultado de los comicios no "los favorece", ya la "voluntad popular" no es tan "popular" ni tan "voluntad" (los no interpelables asienten, sin recordar las múltiples denuncias de fraude que cunden desde su espacio-miasma ideológico cuando pierden y, por supuesto, no lo contrastan con la ninguna denuncia de parte del FPV en las últimas elecciones); y al anunciar sus notas, que son reportajes a los dos candidatos, asume el tono –ahí sí- interpelativo, mismo que se esfuma en cuanto está junto a los entrevistados… donde hace gala de su trasvestismo intelectual (con perdón de ambos términos), adoptando una simpatía impostada y por tanto miserable.
Víctor Hugo Morales, siempre “atendido” por el Periodismo Para Todos, ha sostenido más de una vez que la Ley de Medios era la madre de todas las batallas, y coincido… Es una batalla decisiva desde lo comunicacional, si se trata de pensar en Información Para Todos y de construir autonomía individual y colectiva… y la perdimos… o está en veremos su definición, que es casi lo mismo, y esa es una barrera, una de las limitaciones del proyecto…
Otra mirada sobre el mismo borde, es la que debemos realizar con respecto a la clase media y el ciclo mediante el cual, mejorando su condición se goriliza, porque es absolutamente insuficiente quedarse en el diagnóstico o peor, en la acusación…
Digo que es el mismo borde, porque me parece que proviene de la no interpelación de un sector social, al que le basta con deslizarse por los acontecimientos rescatando siempre lo mejor para sí, pero sin participar de la construcción, alentando o criticando con una lógica de tribuna.
Desde el miasma ideológico de la derecha se acusa al kirchnerismo de “confrontativo”, en cambio para unos cuantos de nosotros es una de sus grandes virtudes. La dificultad estriba quizá en limitar la confrontación al sector del poder (es obvio que este análisis demanda otra profundidad y otro tiempo) y no generar territorios de interpelación para el sector social que los medios de comunicación concentrados y las corporaciones tienen de rehén, a la sazón: la dichosa clase media o gran parte de ella.
Como sea, y más allá de los resultados comiciales, esta limitación (y otras tantas) deberá evaluarse y sopesarse a la luz del acatamiento de la voluntad popular, con la ventura o desgracia que esto conlleve. Pero con la responsabilidad histórica que le cabe al movimiento peronista…

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